María Tudela, terapeuta ocupacional, nos estuvo explicando en la escuela de padres del pasado viernes, 22 de mayo, cómo podemos ayudar a nuestros hijos a autorregularse. Enseñar a nuestros hijos a afrontar los problemas, a anticiparse y sobreponerse a ellos, a ver más allá de lo que siente ahora, a esperar y permanecer firme dándole la importancia que toca a cada cosa, es un regalo que les ayudará toda la vida.
Es muy importante tener un horario. Para hacerlo con pictogramas, ver «arasaac» en google.
Las rabietas se dan para evitar algo o por buscar algo. Es importante llegar a un acuerdo con el niño y que pida las cosas con respeto.
Para ayudar a nuestros hijos, antes tenemos que saber que, cuando «se portan mal», repiten una mala conducta varias veces, es porque están saciando una necesidad con esa conducta. Los padres debemos averiguar qué necesidad está intentando saciar con esa mala conducta y proponer una conducta adecuada. Para el niño es muy importante notar que sus padres están intentando buscar soluciones.
Técnicas para superar la rabieta: (Neuronálmente, cuando estamos muy enfadados o asustados se activa la amígdala-sistema límbico- y la capacidad de razonar se anula). Por ello es aconsejable, antes de hablar, respirar hondo, salivar o beber agua. A un niño pequeño se le enseña a respirar con las pompas de jabón o bebiendo agua.
Técnica del semáforo (para gestionar las rabietas):
– Estado rojo («pasado de rosca», muy enfadado, eufórico): Enseñarles que en este estado no se consigue lo que uno quiere. Respirar lenta y profundamente. Formular el problema y decir cómo se siente. Es muy importante ayudarles a reconocer cuándo están en este estado.
– Estado amarillo: ¿Qué es lo que puedo hacer? ¿funcionará?. Dar un abrazo (si el niño lo permite), escuchar música, leer, hablar…
– Estado verde: se lleva a la práctica la mejor de las alternativas ¿ha funcionado?
Hay momentos para estar contentos y para estar enfadados. Lo mejor para conseguir algo es el estado neutro.
Técnicas para relajar: ofrecer un abrazo, tocar agua/arena, apretar algo (peluche, pelota, arroz…), estirar, morder, contar hasta diez, oir música…
Los padres somos un modelo y un referente. Antes de decir cualquier cosa hemos de asegurarnos de que la podemos cumplir. Tenemos que ser un ejemplo de auto-control y diálogo.
Lo que más rabietas anula es atender las actitudes positivas. «Potenciamos lo que atendemos» Por ejemplo, si está jugando solo decirle «qué torre más chula estás haciendo» «qué bien que la música esté bajita»»un beso»»un abrazo»»qué bien que te esfuerces tanto». El lenguaje lo cambia todo.
Por lo menos, un gesto de cariño, una recompensa,…al menos diez veces al día. Cuando le hemos dicho dos cosas negativas seguidas se nos tiene que encender la alerta roja: hay que decir algo positivo.
Está funcionando bien la afirmación de que «una conducta que no funciona, desaparece«. Está científicamente probado.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR